Porque quiero ser revolucionaria de mi propia vida...

domingo, 10 de junio de 2012

El mundo está triste; no encuentra personas.

Anoche me acuesto sabiendo que nuestro país es rescatado.
Me voy a la cama y no dejo de pensar; 
¿Por qué tanto robo, tanta corrupción, manipulación? 
¿Por qué he crecido con unos valores que, parece, han sido disueltos en esta masa empapada de mentira?
Y no logro entender, no quiero vivir aquí, entre miseria en el alma y deshumanización.
No quiero que este futuro que nos ronda nos vuelva inertes, que no nos duelan las personas.
Porque no lo entiendo así, porque no me siento identificada, porque la vida se ha convertido en escalones hacia el egoísmo y la riqueza. Siendo el mundo una constante de empobrecimiento.
Tanta mentira, necedad, corrupción, frialdad, deshumanización. Nos falta cambiar piel por hojalata, porque lo demás ya lo tenemos robotizado.



martes, 5 de junio de 2012

Inolvidable*



¿Qué pasa cuándo se unen mi grupo de música favorito y la orquesta sinfónica de Murcia?


Vetusta Morla hizo de su iniciativa una bella metáfora llena de luz y choques tectónicos liberadores de distintos sentimientos en nuestros corazones y es que, para no situarnos en el mapa del olvido, quiso que Lorca latiese fuerte, al ritmo de sus canciones, en un concierto benéfico para ayudar a reconstruir el conservatorio de la ciudad, así como la poesía que brilla en los ojos del sentir.
Acompañados de la Orquesta Sinfónica nos abrazaron con fuerza y mientras, expectante, dentro de mi, comenzó la música a vibrarme el alma, tocando con sus manos las cuerdas de la guitarra que sonaba en mi sonrisa.
Fueron las notas el más profundo verbo que se coló intensamente en mi, explotando un silencio tenue, de colores pálidos y con ganas de volar.
Me llovió, de momento, la magia.
Pude verla construida en una fortaleza de luces y suaves movimientos. Pude ver también cómo crecían las caricias que, con pasión, hacían levantar los instrumentos en el escenario, y me reflejé de la expresión de quiénes tocaban, en donde se les dibujaba la felicidad en la cara cuando, tocando, también amaban.
El grupo entero era un paisaje que, náufrago de sol en aquella noche, flotaba en la madera del escenario, y de repente podía ser Diciembre o Enero, con nuestros estómagos gélidos, embriagados de una intensa luz de hielo.

En mis retinas, no será el viento quién apague este momento.

Gracias, por ayudarnos a reconstruir este trocito de Lorca que, lejos de ser pequeño, es una gran parte de nosotr@s.


bailacomounlazoenunventilador*